sábado, 4 de setembro de 2010

La paz fracasada



por ROSA MENESES
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Isaac Rabin y Yasir Arafat se dan la mano ante la mirada de Bill Clinton, el 13 de septiembre de 1993. (Foto: AP)
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Ehud Barak y Arafat, con Bill Clinton en Camp David, en el verano del año 2000. (Foto: REUTERS)
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Mazen, Bush y Sharon, reunidos en Aqaba (junio de 2003), para intentar poner en marcha la Hoja de ruta. (Foto: AFP)
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Ehud Olmert y Abu Mazén, con George W. Bush, el 27 de noviembre de 2007, en Annapolis. Foto: REUTERS)

El proceso de paz árabe-israelí se ha reinventado a sí mismo muchas veces, siempre sustentado sobre cimientos movedizos. El camino hacia la paz que comenzó con los primeros contactos entre israelíes y palestinos en la Cumbre de Madrid de 1991 —con el acuerdo de comenzar negociaciones directas— ha fluido por un paisaje que cambiaba a cada paso. Los vericuetos de la paz esconden varios fracasos. Éstos son los más estrepitosos.

LOS ACUERDOS DE OSLO

El líder palestino, Yasir Arafat, y el entonces primer ministro israelí, Isaac Rabin, pactaron el 13 de septiembre de 1993 un acuerdo que permitía crear un autogobierno —aunque con limitaciones— para los palestinos. Así nació la Autoridad Nacional Palestina. Sin embargo, algunos problemas clave se dejaron sin solución: el control de Jerusalén, las fronteras y el retorno de los refugiados palestinos que tuvieron que huir de sus hogares cuando Israel fue establecido, en 1948. Se trata de los temas tabú en cuyo laberinto se han hundido también todas las negociaciones posteriores.

Oslo tampoco se salvó de ello. Su complicado sistema de plazos —según los cuales Israel iría transfiriendo poderes a la ANP— comenzó a verse incumplido. En 1995, el asesinato de Rabin supuso un importante revés al proceso de paz, que, pese al intento de revitalización de Wye Plantation en 1998, se reveló en un completo fracaso en los años siguientes.

CAMP DAVID

El presidente estadounidense Bill Clinton patrocinó una nueva negociación en 2000. Algunos han dicho que Arafat y el entonces primer ministro israelí Ehud Barak  estuvieron a un tiro de piedra de la paz. Sin embargo, esto no es más que un tópico. No es cierto que el líder palestino rechazara un acuerdo que le ofrecía el 90% de Cisjordania y Gaza. Lo que se estaba negociando era el 22% de Palestina, un porcentaje ridículo y difícil de presentar como una victoria ante el pueblo palestino. Por eso Arafat no firmó.

Al fiasco de Camp David habría que añadir el lastre de los imperfectos Acuerdos de Oslo. Para rematar el moribundo plan, a finales de septiembre de 2000 estalló la segunda Intifada, la revuelta palestina que culminaría con la muerte de Arafat cuatro años después. [ MÁS INFORMACIÓN ]

EL PLAN SAUDÍ

La paz quiso dar un nuevo estertor, esta vez desde el lado árabe. En 2002, Beirut acogió una cumbre de la Liga Árabe, donde se discutió un ambicioso plan de paz, presentado por el príncipe Abdulá de Arabia Saudí: los 22 países árabes ofrecían la normalización de sus relaciones con Israel —lo que implicaba reconocer al Estado oficialmente— si éste se retiraba de los territorios palestinos ocupados en 1967, cumpliendo así con las resoluciones de la ONU. Nada se decía de algunas cuestiones clave, como el retorno de los cuatro millones de refugiados, pero parecía un negocio redondo. Sin embargo, Israel rechazó de plano la propuesta. La iniciativa saudí fue relegada al olvido y sólo aparece brevemente —como un fantasma— en cada nuevo encuentro de la Liga Árabe.

LA HOJA DE RUTA

El Cuarteto (EEUU, la UE, la ONU y Rusia) elaboró en 2003 el mapa de carreteras que habría de seguir la paz. Pero pronto surgieron las direcciones prohibidas. La novedad de este proyecto es que preveía, por vez primera, la creación de un Estado palestino. Incluso se atrevía con fechas concretas, señalando 2005 como el año en que se proclamaría la ansiada nación. Sin embargo, la Hoja de Ruta contenía varias minas al borde del camino: el establecimiento de plazos poco realistas y de etapas y condiciones difíciles de cumplir. Esta vez, el fracaso estrepitoso cayó sobre la comunidad internacional. Israel aprovechó para aislar políticamente a Yasir Arafat y exigir un cambio en el liderazgo palestino, lo que acabó por dinamitar a las instituciones de la ANP, ya fuertemente denostadas por la corrupción y la falta de medios. [ MÁS INFORMACIÓN ]

LA CONFERENCIA DE ANNAPOLIS

Después de casi ocho años sin querer oír ni hablar del proceso de paz en Oriente Próximo, el presidente estadounidense, George W. Bush, decidió remangarse y auspiciar una reunión palestino-israelí en noviembre de 2007. Sin embargo, Annapolis no produjo ningún resultado real. Las expectativas eran mínimas y las partes se conformaron con pensar que el mero hecho de que se celebrara un encuentro ya era un éxito per se.

La situación sobre el terreno se había deteriorado tanto que ya ni siquiera admitía milagros. Los palestinos estaban divididos entre los partidarios del partido oficialista Al Fatah —replegados en Cisjordania— y los leales al islamismo de Hamas —dueños y señores de la Franja de Gaza—. Con esta fractura en la dirección palestina se hace imposible en la práctica la aplicación de cualquier acuerdo. Así las cosas, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Abú Mazen,  y el primer ministro israelí, Ehud Olmert, apenas alcanzaron a firmar una declaración conjunta en la que se comprometían a lograr un tratado de paz definitivo. La fecha límite: el 31 de diciembre de 2008. Seis meses después de Annapolis, esa paz definitiva está aún muy lejos para palestinos e israelíes. [ MÁS INFORMACIÓN ]


http://www.elmundo.es/especiales/internacional/oriente_proximo/proceso_paz/index.html

quarta-feira, 1 de setembro de 2010

'Un Estado palestino con Jerusalén Este como capital es posible en un año'

Entrevista al jefe negociador palestino, Saeb Erekat

El Mundo - 31/08/2010

Saeb Erekat, jefe negociador palestino. | Ap Saeb Erekat, jefe negociador palestino. | Ap

"Yo no tengo 5.000 tanques o 3.000 aviones como Israel pero Netanyahu debe saber que mi pluma nunca va a firmar menos de lo que la legalidad internacional le da a mi pueblo."


"Espero por el bien del proceso de negociación que se decida por la paz y no por las colonias. Ambos no son compatibles", afirma en esta entrevista a ELMUNDO.ES antes de subirse al avión que le lleve a la enésima cumbre israelopalestina. Si tenemos en cuenta los discursos previos de ambas partes, Obama necesitará algo más que el diploma del Premio Nobel de la Paz para llegar a un acuerdo definitivo en un año.

Shamir, Rabin, Peres, Netanyahu, Barak, Sharon y Olmert así como Clinton y Bush (padre e hijo) han tenido que vérselas con este experimentado y hábil político de Jérico. Erekat -un habitual en las televisiones internacionales- estará al lado de su presidente Abu Mazen en la mesa que Obama prepara con tanto ahínco, sonrisas y seguramente exigencias.


¿Qué espera de la reanudación del diálogo directo con Israel?

Un acuerdo que garantice paz y seguridad para todos, la creación de un Estado palestino libre y soberano, con Jerusalén Oriental como capital y reconocer el derecho de los refugiados. Todo ello está basado en un concepto clave: libertad. Si bien en España conocen bastante bien su significado, en mi país la mayoría de los niños ni siquiera conocen el mar. Creemos que una solución es posible.

Seguro que me lo negará pero ustedes han dudado muchos meses en aceptar negociar con Israel, incluso tras la recomendación de la Liga Árabe y el propio Obama. ¿Por qué se han resistido tanto?

Nunca hemos estado en contra de negociar. Somos la parte más interesada en hacerlo ya que estamos bajo ocupación y queremos recuperar nuestra libertad. Lo que no queríamos es iniciar negociaciones sin agenda ni términos de referencia, establecidos desde la Conferencia de Madrid. Creemos que los términos están incluidos en la invitación del Cuarteto.

Lo que no puede negar es la enorme presión de Obama para que ustedes dialoguen con Netanyahu.

Las negociaciones no son un fin sino un medio. Lo que buscamos es la libertad del pueblo palestino. Llamo abiertamente a todos los que han ejercido presión para que se reanuden las negociaciones a que tengan el mismo entusiasmo en exigir que Israel termine su ilegal ocupación.

Muchos dirigentes palestinos, incluso de Al Fatah, se muestran muy descontentos porque las conversaciones se inician sin un compromiso previo sobre las colonias o un formato detallado sobre la solución. ¿Qué opina?

Aquí nadie ha puesto condiciones previas salvo Israel. Nosotros sólo hemos pedido que se respeten los términos de referencia del proceso de paz. Condición previa es que el Gobierno israelí exija un Estado palestino desmilitarizado o que reconozcamos a Israel como Estado judío. Creo que su pregunta no es acertada. Las conversaciones parten, según la invitación del Cuarteto, en definir una solución de dos Estados que termine con la ocupación iniciada en el 67 lo que incluye Jerusalén Oriental, además de tocar todos los temas de estatuto final.

Usted ha advertido que abandonarán el dialogo si Netanyahu no prorroga la congelación parcial de la construcción en los asentamientos de Cisjordania que finaliza el 26 de septiembre.

Nunca hemos tenido una congelación completa sino una llamada moratoria que sobre el terreno ha permitido a Israel continuar la ilegal colonización, particularmente en Jerusalén Oriental ocupada. El congelamiento debe ser total. Así lo pide la comunidad internacional.

¿Cree realmente que en un año es posible un Estado palestino basado en las fronteras del 67? Si no lo consiguen a través de un acuerdo, ¿declararían el Estado de forma unilateral?

Si. Un Estado palestino libre y soberano con su capital en Jerusalén Este es posible en un año. Ya hemos negociado mucho tiempo y todos sabemos cuál es la solución pero lo que necesitamos hoy son decisiones. Respecto a la declaración unilateral, ya lo hicimos el 15 de Noviembre del 88 con el reconocimiento de casi 100 países. Es un deber moral para lo que han sido los últimos 63 años para el pueblo palestino.

Los israelíes dicen que Abu Mazen no respondió a una oferta del anterior primer ministro Ehud Olmert que incluía la división de Jerusalén y una retirada de Cisjordania con intercambio de territorios. ¿Cómo va a aceptar una oferta de Netanyahu que será mucho menos importante?

Olmert nunca entregó un mapa o un documento con la oferta. Todo fue verbal. Los que pusimos un mapa sobre la mesa fuimos nosotros. Teníamos una invitación de Estados Unidos para ir a Washington con las dos ofertas, la que dimos y la que en teoría tendría Olmert, el 3 Enero de 2008 pero el Gobierno israelí decidió la operación militar en Gaza. Yo no tengo 5.000 tanques o 3.000 aviones como Israel pero Netanyahu debe saber que mi pluma nunca va a firmar menos de lo que la legalidad internacional le da a mi pueblo.

Entre Ramala y Jerusalén, apenas hay 15 minutos en coche. ¿Por qué ustedes y los israelíes deben viajar hasta Washington para hablar?

Si bien es cierto que hay 18 kilómetros entre Ramalah y Jerusalén, hoy en día uno puede demorarse más de una hora debido al checkpoint de Qalandia. Independientemente de cómo se ha logrado el retorno a la mesa de las negociaciones, somos serios y creemos en la voluntad del presidente Obama en resolver nuestra situación. Debe dar propuestas-puente cuando sea necesario.



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